Tal vez otro poema largo
Una puñalada al corazón
es una caricia.
Ya es sabido, la muerte vendrá
a ofrecerme su regazo
y tal vez me consuele.
Dios existe, no lo he visto, aquí no quiero.
Me expondría a una vergüenza.
Dios se codea con dioses,
y oye, mírame de pies a cabeza
o veamos un rato la televisión,
soy mugre en el paraíso.
Fui creado a imagen y semejanza suya,
pero he perforado mi esencia.
Él creó a este hombre que ya no es,
yo me he creado.
He intentado conocerme,
siempre me retiro luego de rozar
los bordes de mi descripción.
Me aterra sentir al monstruo,
al abandonado, al solitario lúgubre,
al que exhala llanto,
me aterra saber que soy yo,
me aterra saber que lo he creado.
Tengo la misma pregunta,
¿qué hay después de la muerte?
Todos queremos el cielo
o el infierno,
un espacio personal,
la tierra jamás fue suficiente.
Espero que Dios me espere,
necesito hacer justicia,
mi sufrimiento no puede quedar impune.
Esta encorvada espalda
no estuvo a punto de romperse,
este pecho no me asfixió en vano
para que una puñalada al corazón
no sea una caricia
y la muerte no venga
a ofrecerme su regazo
para darme el más dulce consuelo.
Tengo que morir, es justo y necesario.
Dios tiene que existir
más allá de estas migajas.
Mi sepulcro debe contener
un paraíso sin frutos prohibidos,
de no ser así, habré sido víctima
de una gran estafa
que habré llamado vida,
habré desesperado por todo y por nada,
Dios no honrará este poema
que solo sería otro poema largo
sin trascendencia.
No me cabe de otra, debo tener fe
al ser mugre en el paraíso,
de que la muerte vendrá
a ofrecerme su regazo
para consolarme,
entonces mi sufrimiento
no quedará impune,
solo entonces.
Santiago Moná
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