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La reputación empresarial en el sector público


En tanto la reputación empresarial en el sector público es un tema intangible, debe ser objeto de preocupación y de gestión por quienes dirigen la empresa.


Cada vez viene cogiendo mucha más fuerza el estudio y la investigación sobre la reputación empresarial en el sector público, si bien es cierto que se considera un tema intangible, también es muy cierto que dice mucho de la clase de liderazgo que se gestiona al interior de la empresa Pública.


Ahora bien, lo estudiosos e investigadores de la reputación como bien intangible consideran que; la reputación está muy ligada al pasado de la organización, en el que los stakeholders refieren sus valoraciones a la historia, es decir, a la trayectoria de experiencias e información que se ha recibido sobre la organización pública, tal como lo sostiene (Luoma- aho, 2007) refiriéndose a la reputación en el sector público, “ésta se ha ido forjando a lo largo del tiempo como el resultado de la dinámica entre el mensaje de la institucionalidad pública, medios de comunicación y ciudadanos”.


Como se trata de una percepción, es importante gestionar algunos recursos que incrementan la confianza y el apoyo público, para los clientes tanto internos como externos, en este aspecto es imperativo formalizar la autonomía como valor imprescriptible, lo que lleva asociado un beneficio económico para la empresa, por cuanto una buena reputación de independencia garantiza la supervivencia de la organización, reduce costos de transacción, asegura beneficios económicos y posibilita la captación de personal idóneo y la lealtad de los empleados.


De hecho, algunos autores como (Canel y Luoma – aho, 2015) consideran que la reputación de una institución pública y la de sus líderes que la dirigen tiene reflejo natural contable por cuanto puede incrementar la inversión, o atraer socios impolutos y transparentes.


Lo contrario, o una alta percepción en corrupción lleva muy fácil a concluir a sus clientes internos que; la Institucionalidad pública está potencializando los riesgos corrupción por cuanto se tiene la intención de favorecer y generar beneficios a favor de un tercero, encubriendo desde la gestión pública, utilizando el poder político, por presiones internas o externas, ello desdibuja la confianza y la reputación de la institución, pero sobre todo del líder que la orienta.


Es claro entonces, que la reputación empresarial en el sector público no es medible y que además no se cuenta con un escalafón o similares a los que hay en el sector privado, es muy importante que para la designación de sus líderes se cuente con algunos evaluadores de atributos y conocimientos que deban poseer sus dirigentes, porque la reputación empresarial es objeto de gestión al interior de la misma, por lo que tiene implicaciones prácticas y supone valor y confianza para los públicos tanto internos como externos, lo que conlleva a una transformación estructural y cultural de la organización.


El sector público empresarial en Colombia, la Institucionalidad que gestiona el gobierno, desde el nivel central y descentralizado debe ponerse en la tarea de transformación estructural y cultural de la organización pública, toda vez, que se percibe muy preocupante que a Colombia se le ubique dentro de los países más corruptos del mundo y que este flagelo de la corrupción le cueste más de cincuenta billones de pesos al año, cifras que ya dejan de ser percepción para convertirse en realidades de la gestión empresarial del sector público Colombiano.


Con la reputación empresarial del sector público muy baja, alejamos la inversión, el desarrollo y crecimiento económico, por el contrario, avanzamos en la destrucción de los elementos constitutivos de la democracia, como la participación objetiva y el voto como elemento estructural para llegar al poder político.


Así las cosas, de acuerdo con los estudiosos del tema reputacional, ésta se convierte en un recurso empresarial invaluable que se debe gestionar e involucra, las percepciones internas y externas como resultado de lo desarrollado por la empresa desde el talento humano, los bienes y servicio que ofrece, sus procesos y procedimientos, la contratación como instrumento de articulación entre sus servicios y sus necesidades.


La reputación nos implica a todos, pero sobre todo a los líderes que la dirigen.

Febrero 6 de 2021


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