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Metástasis y gangrena en el sistema político Colombiano



Los términos empleados inicialmente están asociados a la medicina y a las diferentes patologías complejas que se tratan en el mundo; pero quiero socavar con ellas el contexto real y putrefacto en el que nos encontramos con los sistemas masivos de corrupción y desprestigio mundial a causa de las malas prácticas alevosas de funcionarios del sector público y privado en nuestro país.


Si bien es cierto, que el modo de operar naturalmente del hombre es intrínseco, salvaje e instintivo; pero a través del tiempo, dejando los años remotos, hemos ido adaptándonos a todos los cambios generacionales que vienen con las nuevas tendencias sociales, culturales y más en la disciplina del entendimiento e inteligencia misma del ser humano. Con ello significo, que no podemos seguir en malas prácticas comportamentales que han hecho tanto daño a todos los seres vivos, especialmente al animal humano.

Para empezar a ponernos en tela de juicio, quiero deambular sosteniendo en mitad de mi conciencia y racionalidad, que no hay sobre la estela del globo terráqueo un ser humano que pueda decir que en el anaquel de su vida no haya cometido un improperio, dicho una mentira, hecho un soborno o un acto de corrupción.


Pero cuando se trata de escoger a los SERVIDORES PÚBLICOS, como lo enuncia el artículo 123 constitucional superior LOS SERVIDORES PÚBLICOS ESTAN AL SERVICIO DEL ESTADO Y DE LA COMUNIDAD. Son estos quienes deben sopesar el balance de las cargas sociales, políticas y darle orden al marco legal del conglomerado social; excepcionalmente deben ser personas pulcras de intachable reputación administrativa, moral y sobre todo que a lo largo de su vida haya dado ejemplos de ser humano, bajo el criterio de sus actuaciones legales y transparentes ante su comunidad.


Consecuente con lo anterior, la sociedad no puede seguir viviendo en el anacronismo de su propia existencia, porque la raíz de la corrupción es tan vieja que ya no debería germinar ni obedecer al contexto real en el que nos encontramos hoy en Colombia; las malas prácticas de las políticas públicas por algunos funcionarios deben sucumbir con el rigor de la fuerza estructural de un verdadero Estado decente , a esa, o ese servidor público o privado, debe castigársele no con cárcel, sino con el rechazo indeclinable de la sociedad e inhabilitación para ejercer cargos de cualquier índole de manera ejemplar.


Al parecer, nada detiene en nuestro ESTADO CORRUPTO a los padres de la patria, a quienes gobiernan y manejan el erario público; hacen festines sin cesar, viajan en aerolíneas costosas en clase de primer nivel, le dan la vuelta al caribe en barcos privados, danzan en hoteles de lujo y duermen en las suite como los príncipes de Asturias, comen suculentos manjares, posan en redes sociales como los grandes magnates al estilo de portadas de farándula, celebran sus cumpleaños al estilo Floyd Mayweadether, toman champagne Dom Perignon, compran fincas, condominios, carro de alta gama, aifon, los hijos estudian en las universidades más costosas del país y el mundo


¿Sera que un empleado o servidor público por muy bien remunerado que sea tiene como sostener cada uno de estos privilegios? ¡Qué va! se nos olvida que es con el dinero que producimos los subordinados, los que hacemos la tarea bajo el inclemente sol, lluvia y demás contratiempos y devenires de la vida; ahhh, y sin dejar de lado el pago de los impuestos, los cuales no dejan que el pobre cese su angustia e inmenso dolor… Creo que el costo de tantos impuestos en Colombia produce más dolor que el que pueda producir un alfiler metido hasta la lúnula de una uña.


Así las cosas, bajo la ceguera mental en que anda un alto porcentaje de la sociedad colombiana no podemos seguir, si no decidimos cambiar las coordenadas y directrices opresoras de los que manejan las fuerzas de poder, seguirá haciendo metástasis la corrupción tal y como lo hace el cáncer hepático en el cuerpo humano; sin lugar a dudas el fin es seguir carcomiéndonos hasta que la gangrena termine con el último extremo de nuestras vidas, hasta el punto que terminen amputando nuestra libertad y dignidad.


Concluyendo desde la subjetividad de mi pensamiento, con ello no quiero augurar un futuro oscuro; por el contrario, avizoro un cambio estructural de magna trascendencia desde la orientación de las buenas costumbres, educación y desarrollo sostenible; esta es la metamorfosis que se requiere para ser una sociedad competitiva y no seguir siendo el hazmerreír que somos hoy a nivel mundial por ser uno de los países más corruptos del planeta.



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