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Miedo al cambio

Cuando las personas se acostumbran al mal, es muy difícil hacerlas cambiar, así sea un sufrimiento grande. Es el caso de lo que quiere hacer el gobierno nacional, que ha buscado por todos los medios cambiar algunas situaciones desfavorables para las personas más necesitadas y, con asombro, vemos que hay quienes se resisten al cambio, inclusive aquellas que serían las más beneficiadas con la nueva forma de prestarles servicios. Es el caso de la salud que se ha recibido durante 30 años con el modelo de la Ley 100 de 1993, la cual convirtió un servicio en negocio donde los beneficiados son los que manejan las EPS, sin importarles un comino los usuarios, que a la vez son quienes sostienen el sistema.


Con asombro vemos en las manifestaciones personas que están llevadas, como se dice en el argot popular, agitando banderas en apoyo a las empresas de salud que por décadas han maltratado a esas personas, negándoles un derecho vital como es la salud.

Cambio

Son los mismos que tienen que padecer días y hasta meses para que los atiendan en un hospital o una clínica y, cuando lo hacen, es demasiado tarde, o sea, al cabo de mucho sufrimiento, dándose el caso de que varios han fallecido esperando la orden para una intervención médica especializada.


Da lástima ver a esos pobres que se dejan llevar como corderitos al matadero de manos de sus propios verdugos o sus verdaderos explotadores, no solo en lo económico, sino también en lo social. Ni hablar de lo político, porque ahí sí que es verdad que los integrantes del pueblo no reciben más que atropellos.


Cuando veo gente pobre en manifestaciones de los políticos embaucadores, me recuerdo de una película (Django) donde hay un negro que se hace matar por defender al esclavista que lo ha explotado por años y, en vez de aprovechar la oportunidad de liberarse de él, lo defiende hasta la muerte. Parece que esa mentalidad de esclavo no ha desaparecido en nuestra gente, por ello se resisten al cambio, no estudian con la excusa de ser pobres, entrando en un círculo vicioso de no estudiar por ser pobres y ser pobres porque no estudian.


Hemos insistido hasta la saciedad en pedirle a los jóvenes que se preparen para poder aceptar el cambio, porque este no entra en la mente de personas que no tienen la suficiente capacidad para lograrlo y es estudiando como se logra salir de la miseria en que se encuentran muchos, incluso siendo muy inteligentes.


El estudio no se recibe solo en las aulas de los colegios y universidades, también se puede lograr valiéndose de los medios con que hoy se cuenta, como es el caso de los teléfonos, las tablets, los computadores, los libros, las bibliotecas, las redes sociales, en fin, quien no se capacita hoy es porque realmente no le da la gana, quiere seguir enterrado en la ignorancia, echándole la culpa a otros por su falta de voluntad.


Hay demasiados casos de personas autodidactas que pudieron salir adelante sin tener un profesor que les estuviera insistiendo que estudien. Es más honroso lograr conocimiento por voluntad propia que haberlo logrado porque tuvo padres ricos que le dieron todo para que fuera a la universidad y lograra un cartón, en algunos casos inmerecido, porque pagaban a otros para que le hicieran los trabajos.


Para aceptar el cambio, lo primero que debemos hacer es cambiar la manera de pensar, o sea, el cambio se inicia en uno mismo y así se hace más fácil unirnos para que Colombia cambie esa manera de pensar tan pobre como hasta ahora hemos tenido. Colombia cambia si todos cambiamos.

No esperemos que otros hagan el cambio por nosotros ya que este no va a llegar por obra y gracia del Espíritu Santo. Llega porque lo buscamos con tenacidad, disciplina y muchas ganas de cambiar.


¿Crees que por estar pasados de años no puedes estudiar? Mentira, estudiar se puede a cualquier edad, a cualquier hora. Lo único que se requiere son las ganas de hacerlo. Hay tanto que aprender que no alcanza la vida para lograrlo. Estudiar es maravilloso, es como una maratón: al llegar a la meta de ese día te espera otra para el día siguiente, y así van pasando los días. Siempre te mantendrás ocupado aprendiendo más y más.


La invitación es perderle miedo al cambio, porque lo contrario sería quedarte postrado en el pasado, como agua estancada, y lo que sucede con esta es que se corroe o, mejor dicho, se pudre, porque todo lo que no se usa se daña. Pensándolo bien, hay que perderle el miedo al cambio, vale la pena hacer el esfuerzo por lograr algo nuevo para nuestras vidas.

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