La fiesta aleja los enfermos de los hospitales
Parece increíble lo que dice el contenido de este título, pero es una realidad palmaria. Para comprobarlo me dí la tarea de visitar al hospital Pedro Nel Cardona de Arboletes en uno de estos días de mucha parranda y jolgorios y cual sería mi sorpresas que me dejó asombrado por la facilidad para lograr el servicio médico que en semanas pasadas debía soportar filas de más de una cuadra para lograr el anhelado ficho que me diera la oportunidad de ser atendido por los galenos de turno; ya que antes para poder lograr uno me toca madrugar desde las cuatro de la mañana a ver si de pronto lograba uno de los 20 fichos que reparten para los habitantes de la zona urbana.
Llegué casi a las nueve a.m. y como dice el dicho popular casi asustaban por la soledad en ese lugar, sólo había presencia de algunas madres lactantes que llevaron a sus críos para el control de crecimiento y desarrollo.
Ante semejante panorama indagué a algunos funcionarios del hospital y éstos manifestaron que era una costumbre de los usuarios de ese centro médico que cada año para la época de diciembre y principio de enero los enfermos desaparecen como por arte de magia. O sea no hay malestar físico sino psicológico y que pueden posponer las enfermedades para la postfiesta. Al parecer este mal es regional o sea no es exclusivo de la comunidad de Arboletes, ya que también sucede en los municipios de zona de Urabá y el departamento de Córdoba, para no ir más lejos.
La ausencia en otros sitios como restaurantes y cafetería también es notorio en época de fiestas porque también se alejan de sus trabajos. Lo lamentable viene después de todas esas festividades se ve a la gente cabizbaja, meditabundos y pensativa sin saber las razones que los llevaron a semejante estado de incertidumbre.
Aunque algunos dicen que esto es normal a mi no me parece tan normal porque una comunidad en estas condiciones jamás saldrá de la pobreza en que está. Ya que no sólo es por la escasez de dinero para satisfacer las necesidades primarias; si no por la pobreza mental que convierte a las personas en borregos fáciles de conducir a cualquier parte donde se le antoje a los jefes políticos que cada vez son más felices viendo al pueblo sufrir.
A este estado de cosas le llaman cultura, esto lo considero como auto marginalidad y exceso de conformismo.
Por estas razones veo muy difícil que nuestro país salga del estado de pobreza que por décadas ha permanecido la gente marginada, agravando cada vez más en las temporadas de elecciones donde se aprovechan para valerse de la ocasión y comprar su voluntad por cualquier bicoca que le ofrecen a los que están agonizando por necesidades insatisfechas.
Por ello no me preocupa la salud física de las personas sino la mental o psicológica que no le permite a las personas ni siquiera pensar en forma independiente, porque siente miedo de su verdugo que lo ha domesticados por años y no se ha tomado el tiempo para pensar que todos tenemos derechos a salir adelante con el logro de nuestras metas que lo alejen del miedo a ser un individuo capaz de solucionar sus propios problemas.
Así como hacen el propósito de no ir a los centros de salud en épocas de fiestas deberían tomar la decisión de desprenderse de la dependencia de los medicamentos que también es otra manera de esclavizar a las personas.
Hay necesidad de perderle el miedo a la muerte porque todos vamos para allá y hasta ahora no ha habido nadie que se salve de morir, si nos convencemos de esta realidad seremos capaces de disfrutar el tiempo de vida que tenemos.
La invitación final es que hagamos del año que comienza una fiesta de 365 días para que definitivamente las pachangas nos alejen de los hospitales y clínicas. Cada día que tenemos que sea uno más de fiesta.
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